En 2017 comencé a viajar a Uganda y me enamoré del país, pero sobre todo de los niños con los que vivía. Desde entonces, volvía siempre que podía y tenía claro que, al terminar de estudiar, me mudaría definitivamente. En enero del 2023 conseguí irme a vivir allí y durante este tiempo surgió una de las inspiraciones para este proyecto: Peace.

 

La conocí en 2018 mientras hacía voluntariado en su colegio y desde ese momento creamos una relación muy especial. Peace había sido abandonada por sus padres en ese colegio donde años después, tras un incidente traumático que resultó en un embarazo, fue expulsada del centro. A partir de ahí vivió en condiciones muy difíciles y luchaba por sobrevivir con su hija.

En el 2023, al enterarme de su situación, supe que merecían una oportunidad para que Peace pudiera seguir estudiando y así poder ofrecerle un futuro digno a su hija. Logré que Peace ingresara en un colegio con internado, aunque, debido a la diferencia de edad, no podía estar interna en el mismo colegio que su hija, quien tuvo que asistir a otro centro y sólo podrían verse en vacaciones. A pesar de las dificultades y tras haber pasado varios años sin estudiar (incluso perderse el primer trimestre), Peace se esforzó tanto que no sólo consiguió aprobar todo, sino que lo hizo con muy buena media.